Reseña de "Flores en el ático", de V.C.Andrews

Flores en el ático es un fulminante y clásico best-seller publicado originalmente en 1979 y adaptado al cine con gran éxito. Es el primer libro de la saga de la familia Dollanganger, que cuenta con cuatro títulos más.

Carátula de la película.

Narra la terrible historia de la familia Dollanganger (apodados los Muñecos de Dresde por sus amigos). Los personajes son:
Christopher Dollanganger/Foxworth: esposo y tío de Corrine, hermanastro de Malcom Foxworth.
Corrine Dollanganger/Foxworth: esposa y sobrina de Christopher, hija de Malcom y Olivia.
Christopher Dollanganger: hijo mayor de Christopher y Corrine.
Catherine Dollanganger: hija de Christopher y Corrine.
Carrie y Cory Dollanganger: gemelos, hijos de Christopher y Corrine.
Olivia Foxworth: madre de Corrine.
Malcom Foxworth: padre de Corrine.
Bart Winslow: pretendiente de Corrine.
Mickey, un ratoncillo.

La historia es narrada por Catherine.

De izq. a dcha.: Cory, Corrine y Carrie. 

Sinopsis: Cuando Christopher y Corrine Foxworth se conocieron, él tenía diecisiete años y ella quince. Él era su tío y ella su sobrina, pero eso no impidió que se enamorasen al instante. Corrine sabía que sus padres, fanáticos religiosos, jamás permitirían esa boda, por lo que se fugaron cuando ella cumplió los dieciocho. Cambiaron el apellido Foxworth por Dollanganger y tuvieron un primer hijo, al que llamaron Christopher. Su mayor miedo era que saliese un niño deforme, pero como dice en el libro, "Dios les bendijo con cuatro niños hermosos y totalmente normales": Chris, Cathy, Cory y Carrie.

Los cuatro hermanos, de izq. a dcha.:
Chris, Cathy, Cory y Carrie.

Quince años después, Christopher (el padre) tuvo un accidente de coche y falleció. Corrine, como había sido educada como una mujer de familia adinerada, no sabía hacer ningún trabajo, así que se quedaron sin dinero y lo perdieron todo. Ella, desesperada, tuvo que acudir a unos padres que la odiaban y la acusaban de haber tenido "progenie del demonio" con su tío. Pero, para su sorpresa, sus padres la aceptaron en su lujosa mansión de Virginia. Corrine y sus cuatro hijos se trasladaron allí en medio de la noche. Ella les explicó toda la historia en el tren, y les dijo que, como su abuelo no sabía que ellos existían, debían permanecer encerrados en el ático hasta que ella le convenciera de que no eran progenie del demonio, que eran niños totalmente sanos y normales.
Llegaron a Villa Foxworth y fueron encerrados en el ático esa misma noche. Corrine les prometió que el encierro no duraría mucho tiempo, como máximo unos días o una semana, y que después el viejo abuelo Malcom acogería a sus nietos con los brazos abiertos. Pero no fue así. Pasaron los días, las semanas, los meses, y esos cuatro niños crecieron allí. Poco a poco, Corrine se olvidó de ellos, se volvió a casar, y apenas iba a visitarlos al ático. Cada vez que iba les prometía que su encarcelamiento no duraría mucho más, pero siempre se alargaba infinitamente.

La escritora, V.C.Andrews

La abuela Olivia, una mujer cruel y desalmada, era la única que iba a verlos cada día (por obligación). Les llevaba comida fría y asquerosa en una cesta, les infundía miedo, les llamaba pecadores, hijos de pecadores, y les decía que algún día ya les pillaría haciendo algo pecaminoso o impío. Pasaron tres años encerrados. Y durante esos tres años pasaron muchas cosas, cambió todo, y nada volvería a ser lo mismo cuando saliesen de nuevo al mundo exterior.

Lee un fragmento: PRÓLOGO
"Es muy propio atribuir a la esperanza el color amarillo, como el sol que raras veces veíamos. Y al ponerme a copiar del viejo Diario que escribí durante tanto tiempo para estimular la memoria, me viene a la mente un título, como fruto de la inspiración: Abre la ventana y ponte al sol. Y, sin embargo, dudo en asignárselo a mi historia, porque pienso que somos algo más que flores en el ático. Flores de papel. Nacidos con tan vivos colores, ajándonos, cada vez más desvaídos, a lo largo de todos esos días interminables, penosos, sombríos, de pesadilla, cuando nos tenía presos la esperanza, y cautivos la codicia. Pero nunca pudimos teñir de color amarillo ni siquiera una sola de nuestras flores de papel. Charles Dickens solía empezar con frecuencia sus novelas con el nacimiento del protagonista, y, como era uno de mis escritores favoritos, y también de Chris, yo solía imitar su estilo lo máximo posible, en la medida de mis fuerzas. Pero Dickens fue un genio, nacido para escribir sin dificultad, mientras que yo, cada palabra que escribo, la escribo con lágrimas, con mala sangre, con amarga bilis, bien mezclado todo ello con vergüenza y culpabilidad..."